¡Por fin!. Medio año después de haber “triunfado” en el concurso disfraces nudistas de Halloween de ADN con nuestro disfraz de “Palomaléfica” y su secuaz “Bartoloesqueleton”, tras varias reprogramaciones impuestas por los estados de alarma de la pandemia, por fin pudimos escaparnos a disfrutar de nuestro premio: una semana nudista en Magnolias Natura.
Curiosamente le teníamos echado el ojo desde hacía tiempo a este establecimiento canario. Recomendado en nuestra web de la FEN, además de por los siempre positivos comentarios de sus usuarios, y ubicado en uno de los lugares emblemáticos del naturismo mundial como son las dunas de Maspalomas y la Playa del Inglés, no puede pasar desapercibido para los que buscamos disfrutar de buen clima al desnudo en un entorno tranquilo y en compañía de iguales.
Y mira por donde, aquellas horas que dedicamos, al papel maché y a la tijera, para preparar nuestros disfraces para participar en la singular fiesta virtual del pasado año, que como es tradicional organiza ADN en la noche de las brujas, fueron premiadas con una estancia en dicho complejo.
Y ganas teníamos, tanto que lo reestrenamos apenas unos días después de su reapertura al poco de levantarse el confinamiento. Solos los primeros días y con muy poca ocupación los siguientes, disfrutamos de la amabilidad de Sergio y sus compañeros que con un servicio y una atención esmerada nos animó a prologar nuestra estancia inicial unos días más.
Así pudimos conocer algunos de los muchos atractivos de la isla Gran Canaria, que comunicada por el este por una estupenda autovía te permite alcanzar cualquier lugar en apenas 30 o 40 minutos. Otra cosa es si la circunvalas por el oeste, entonces el tiempo se triplica y el cuidado debe extremarse al volante, aunque los paisajes y los pueblos lo merecen crecidamente.
Pero no es preciso salir de Maspalomas si no se quiere. Sus dunas y su playa entre el Faro en Meloneras y Playa del inglés, dan mucho juego para disfrutar de sol, la arena y el mar, y recorrer su orilla de extremo a extremo. Y sin ropa… toda una gozada.
Y siempre a la vuelta, o si lo prefieres todo el día, una de las buenas hamacas de Magnolias, la piscina y el jacuzzi, un buen libro o la charla amena con el vecino, es siempre una buena alternativa.
Un pena fue no haber podido disfrutar de la cocina del complejo por estar cerrado su restaurante aún. Unas “papas arrugas” y un pescadito con un buen vino en la orilla de la piscina sin más,… hubiera sido un lujo más. ¡Tendremos que volver!
Paloma&Jose Ramón