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Una quincena de naturistas acudieron ayer a la playa de Ponent de Mataró convocados por el Club Català de Naturisme para celebrar de nuevo la jornada Sense Banyador que hace dos semanas quedó truncada en esta misma playa por la agresión a un nudista que participaba en solitario en este acto reivindicativo. Ante la sorpresa de algunos bañistas y el malestar de otros, los nudistas se tumbaron a media mañana al sol sin ninguna prenda de ropa para reivindicar el respeto social de practicar el nudismo en cualquier playa, como ya hicieron hace dos semanas en otras nueve playas catalanas. Entre ellos estaba Jordi Casellas, el barcelonés de 30 años que el pasado 15 de julio fue agredido por tres jóvenes magrebíes en esta playa cuando pretendía reivindicar "la tolerancia social a la desnudez". Casellas, que ha denunciado a sus agresores, ya se ha recuperado de las contusiones por las que tuvo que ser atendido en el hospital de Mataró. Mucho más tranquilo ayer pudo disfrutar rodeado de sus compañeros naturistas de una jornada playera sin sobresaltos, aunque su presencia en cueros incomodó a algunos bañistas textiles.
"No hemos venido a protestar ni a exigir que esta playa sea nudista", dijo Marcel-lí Alsina, presidente del club. "Nuestro objetivo es doble: poner de manifiesto que el nudismo no es ilegal, y por lo tanto se puede practicar en cualquier playa, y pedir respeto social hacia el nudismo, porque creemos que en pleno siglo XXI puede convivir perfectamente en una misma playa gente desnuda, con bañador y en topless". Eso es lo que pretende, en palabras de Alsina, el día Sense Banyador. "De las diez playas en las que se organizó, la de Mataró fue la única en que hubo problemas. No nos dejaron ejercer nuestro derecho y libertad de practicar el nudismo, por la agresión, y creemos que se ha de poder realizar con normalidad, convivencia y respeto. Por eso hemos vuelto, para hacer lo que no pudimos hace dos semanas".
Su presencia creó malestar entre algunos de los bañistas que ayer acudieron a esta playa mataronesa, en la que la práctica del nudismo no es habitual. Pero las quejas no pasaron de comentarios privados y de algunos peticiones a los policías de la playa para que actuaran contra ellos. "No podemos hacer nada, no está prohibido practicar el nudismo y tienen todo el derecho. Estaremos aquí para vigilar por si pasa algo que sea ilegal, pero nada más", dijo uno de los policías que recorren la playa en bicicleta.
"¡Vaya panorama! Esto es un pegote, si quieren enseñar sus cosas que se vayan a las playas nudistas. No es normal que vengan a ésta, no es sitio para ellos", se quejó Juan González, un bañista que al poco de percatarse de la presencia de los naturistas saltó de su toalla y se fue al chiringuito cercano. Tampoco a Montse, otra bañista más joven, le pareció bien: "Si no es una playa nudista no tienen por qué estar aquí. Los niños piden explicaciones y ponen a los padres en un compromiso".
Aurora Núñez, una bañista que llegó a pensar que se trataba del rodaje de alguna película o de una serie de televisión, reconoció que "a las personas mayores nos cuesta un poco entenderlo. No tengo nada contra ellos, pero lo veo un poco fuerte, te sientes un poco cohibido en su presencia", reconoció. "Estoy pensando en llamar a los Mossos -dijo otra bañista-, no me parece correcto, a mí me molesta. Vengo aquí porque no es una playa nudista".
Más enfadada aún estaba Ana, la responsable del chiringuito: "A mi negocio le hace daño, esta playa ha sido siempre de familiar, de padres y de niños, y no para que vengan éstos a enseñar sus partes. Si en sus playas no tienen servicios, que los reclamen".
Los naturistas están convencidos de que "poco a poco se irá aceptando" la práctica del nudismo como algo normal.