En El País del 18/11/1987 Enrique Miret Magdalena filosofaba, o más bien teologizaba, sobre el delito de escándalo público, que en sólo dos años más sería retirado del Código Penal español, tal y como anticipaba en este artículo el eminente teólogo.
Recomiendo su lectura completa en éste enlace a El País.
Por mi parte, y con ánimo de no cerrar el asunto de mi anterior artículo, trascribo aquí parte de un párrafo de dicho artículo en el que se refiere a la infancia y la visión del desnudo:
«el severo Tertuliano daba como normal, en los primeros siglos, bañarse desnudos los cristianos en los baños públicos. ¿Por qué hemos hecho un tabú de todo ello?
El profesor de la Universidad Católica de Lovaina A. Kriekemans llega a decir que «en los medios en que reina una actitud sana y adecuada con respecto a la sexualidad, es bueno que los niños vean cómo están formados físicamente los demás. Ello les previene para más tarde contra falsas ideas y una curiosidad malsana».
Bien,
como ya se ha comentado, la educación es la base de todo. Incialmente el niño no tiene ningún tipo de pudor. Es a través del contagio con la sociedad en que vive que van apareciendo los tabús. Por lo tanto, es necesario incidir en todos los ámbitos de la vida, pero no hace falta ir con una bandera de activista, simplemente ser coherente en los actos de nuestra vida diaria.